Apocado

 

(Autora: ©Campirela)

 

Ilustración – Yana Movchan

 

Como cada tarde esa mujer de cabellos dorados y ojos garzos tenía la llave de mi corazón, ella aún no sabía que amaba cada poro de su piel.

En la ciudad de las luces me dijo una pitonisa que me iba a enamorar, al salir de aquel laberinto, de salas oscuras y velas encendidas, no creí ni una sola palabra, pero no hube andado más de tres pasos cuando me encontré con mi amada.

La vi tan tímida, agarrada a su felino, que ambos parecían unidos, ojos claros. Bello semblante, vestida, sobria, pero elegante, me encandiló al instante su mirada, en ella guardaba algo, misterio o tal vez miedo.

Durante un tiempo solo la veía a lo lejos, hasta que un día me puse el traje del valor, él me llevaría a acercarme a ella, y a verla por primera vez de lo que mi corazón sentía.

Ese día las nubes flotaban como un vals en el firmamento, mis manos sudaban, nervios de primerizo o mejor de un tímido enamorado.

 

Me fui acercando a ella, su postura era altiva, pero serena, un mechón de su cabello se agitaba por la brisa de la tarde, con prudencia cuando llegué a su altura no me salió palabra alguna, solo un ¡qué lindo minino!

Ella se giró y yo creí caer, su mirada clara, penetró en todo mi ser.

—Gracias, caballero, pero es hembra, de igual modo el cumplido se lo agradezco.

—Perdón señorita, de igual modo es una preciosidad de gata.

—¿le gustan los gatos, para mí son mi salvación?

—Le diría que sí, pero honestamente nunca tuve mascota.

No podía creer lo que había ocurrido, en dos segundos pasamos de ser desconocidos a entablar una conversación.

Mi mente se desdobló y aunque seguía el hilo de la misma, pensé en la pitonisa, sus palabras finales fueron: tendrás esa paz que tanto deseas, junto a tu enamorada, no seas tímido y busca la felicidad, ella está donde menos esperas.

 

©Campirela

 

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Mira Bien;¿Qué Ves?”