(Autora: ©Campirela)
¡Dame un poco de tu tiempo!
O tal vez te esté pidiendo demasiado,
déjame a mí la decisión de seguir
soñando contigo
no importa los demás, solo tú y yo.
Necesito tenerte en ellos, eres mi
alimento
eres la brisa de la mañana, el sol de
mediodía
y la luna que cada noche se asoma a
mi ventana.
No me pidas que te aparte de mi lado
no me dejes abandonada
en este mundo donde sin ti no hay
nada.
Déjame pensar que eres mi caballero
errante
el que me salva de los molinos de
viento,
aquel que solo tiene sonrisas en sus
labios
caricias para brindarme y amor para
taparme.
Cuando Inés despertó de su sueño, recordaba perfectamente
todo lo acontecido, era la tercera vez que soñaba con el mismo poema, de hoy no
pasaba que analizara cada palabra, ello querría decir algo, sentía que su vida
tenía un propósito, ¿cuál? no sabía.
Analizó su último año, su carrera en la universidad ya había
concluido, no tenía decidido qué sería de su futuro, aquellas palabras la
hablaban de amor, un amor, de pareja, de amistad o en general.
Se acordó que de niña quería ser misionera, pero ahora ya una
mujer, ese sueño no se desvaneció del todo, pero algunas circunstancias habían
cambiado, estaba enamorada y su ilusión era formar una familia junto a su
amado.
Esa semana el sueño se repitió unas cuantas veces, decidió ir
a visitar a un buen amigo, él era psicoanalista, podría ayudarla o al menos
darle alguna idea.
Una vez que le hubo contado todo, este se le quedó mirando
fijamente y solo le hizo una pregunta.
¿Inés, cuál es tu sueño en la vida?
Esta respondió ayudar a los demás
Entonces ya te has contestado, esos sueños únicamente están
manifestándose para que hagas tu voluntad y también tus sueños realidad.
Gracias, amigo, este era el empujón que me hacía falta, ya sé
mi destino.
En menos de dos meses arregló todo y puso rumbo a Samoa, iba
en calidad de enfermera, antes tuvo su
prueba de fuego con su amado, el cual dejo de serlo en el instante que ella
tomó la decisión de ayudar a gentes que la necesitaban.
Nada más cuando estaba en el avión sintió una lágrima sobre
sus mejillas, una ráfaga en su mente puso la imagen de él, pero únicamente fue
eso, una ráfaga, porque mirando en el horizonte veía aquella isla que la
acogería en su seno, ella no sabía que
allí no solo haría su sueño realidad, sino que encontraría el amor de su vida.
(Relato perteneciente a la propuesta: “Déjate soñar”)
Hay quien no entiende esa fuerza interior que nos llama para darnos a los demás... Preciosa tu aportación, y sobre todo, llena de valor y valores, mi niña.
ResponderEliminarMil besitos con mi cariño para ti y feliz día ♥
Un sueño precioso y además bien interpretado y que le valió la felicidad a la protagonista la felicidad que soñaba y que no soñaba.
ResponderEliminarGracias Ana, la vida esta compuesta de muchas cosas , pero algo que nos hace realmente felices es ayudar a los demás y mucho más si estos nos necesitan. Un besazo grande y mil millones de abrazos muakis.
ResponderEliminarGracias Tracy, por tu manera de interpretarlo. Los sueños siemrpe nos dicen algo de nosotros mismos. besotes
ResponderEliminarPor cierto Ginebra las imágenes geniales, perdona por no haber incluido algún invento se me paso totalmente . Un besazo grande.
ResponderEliminarNada que perdonar, al contrario, siempre agradecida por la belleza de tu pluma.
EliminarUn placer, y feliz de que te hayan gustado las imágenes.
Abrazos y cariños enormes, preciosa 💙
La leí en su blog, siempre genial Campirela. Saludos amigas.
ResponderEliminarMe han gustado todos, y es que soñar es necesario, nunca lo he dudado.
ResponderEliminarUn abrazo a todos los participantes, y a ti, por supuesto