ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

domingo, 28 de febrero de 2021

 

(Autora: ©Tracy)

Imagen: Christian Schloe


Obra: "Reloj no marques las horas" 


Parto de la frase del mágico ilustrador  austríaco Schloe:
"Cualquier cosa puede suceder en un mundo que contiene tanta belleza"
Y es verdad.
Puede suceder hasta detener el tiempo en aquellos momentos que nos quedamos absortos sin hacer nada o haciendo mucho: ¡Detenerlo!
La percepción del tiempo varía con la edad, aunque el tiempo sea el mismo, nosotros lo percibimos de distinta manera según en la etapa de la vida en la que nos hallemos, acelerándolo o ralentizándolo, incluso a veces puede llegar a no existir. 
A mí me ocurre al contemplar algo que me atraiga sobre manera,  es entonces cuando sin pensarlo, le echo un pulso a las manecillas del reloj y las dejo en suspenso.
No sé el tiempo que he pasado contemplando la ilustración escogida por mí, entre las muchas que se me brindaban...
Pero el momento surgió...
Ese momento en el que me creí cabalgando el cielo en ese caballo albinoide, que sin ser mi color preferido, tiene tanta belleza  que enseguida lo imagino como el caballo de mis sueños zaino castaño que se presta más a montarlo a horcajadas que a la amazona.
Ya no existe el tiempo.
Sólo existimos él y yo surcando un espacio infinito.
Cabalgamos entre estrellas luminosas, algunas ya inexistentes pero nos siguen enviando su luz y su energía.
Escojo las más pequeñas y las más bellas para adornar su piel suave y sus crines plateadas.
Me dejo caer sobre su dorso elástico y flexible, me abrazo a su cuello, apoyo mi rostro en el suyo, cierro los ojos y me dejo guiar en el juego sorprendente de transitar la noche por lugares ignotos mientras volamos.
Cabalgamos primero a paso sereno recreándonos y disfrutando el compás unísono de los latidos que emiten nuestros corazones... Luego, poco a poco, emprendemos un trote pausado pero que se va haciendo ligero sin apenas darnos cuenta para alzar el vuelo  y terminar galopando entre nubes somnolientas que se despiertan a nuestro paso y envuelven a modo de cortejo nuestro abrazo sideral, que se hace posible en este tiempo suspendido en el espacio etéreo y sublime que precede a la mágica claridad del nuevo día.
Así de atemporal, mágico e infinito es nuestro abrazo, que se hace posible al estar rodeado de belleza.
 

(Texto perteneciente a la propuesta: "Una Idea")


4 comentarios:

  1. Reitero lo que te dije en el blog. Un texto mágico, que me hizo sentir algo inesperado, nuevo y maravilloso... Volar en un caballo, de verdad.
    La música es preciosa, así como la foto que ha elegido Ginebra.
    Felicidades

    Un abrazo grande :)

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  2. Muy lindo es un placer volverlo a leer y sentir de nuevo que la magia existe. Un placer siempre . Abrazos !!

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  3. dejarse llevar... al tiempo nuestro

    \m/ Tracy \m/... Abrazos

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  4. Lo leí en tu blog,y vuelvo a releerlo con el mismo placer...
    Precioso texto,magia,y sensibilidad!
    Un besito.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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