ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

Participantes y textos de la convocatoria de octubre: "Mosaico"

Campirela/ Nuria de Espinosa/ Auroratris/ Gustab/
Susana/ María/ Marifelita/ Dulce/ Chema/ Lady_P/
Tracy/ Dafne SinedieGinebra Blonde.  

lunes, 30 de noviembre de 2020


(Autor: ©Chema)

Aunque el idioma que más he estudiado y practicado es el inglés, tengo un recuerdo interesante de cuando iba a una academia de francés. En una clase teníamos que explicar -en francés, claro está- situaciones que eran sólo un mal momento que pasaba y se olvidaba: “un mauvais moment à passer”.
 
Ducharse con agua fría o que te pinchen para sacarte sangre, son sólo malos momentos fugaces, lo pasas un poco mal durante un rato pero luego ni te acuerdas. En cambio, por ejemplo, sentirse ignorado o invisible durante una época prolongada en el tiempo, no es algo que se olvide fácilmente. Puede causar verdadero dolor físico.
 
En mi segundo año de carrera, iba a clase por la tarde. Tenía prácticamente sólo un amigo. Él era muy extrovertido y yo muy tímido, él entablaba conversación con cualquiera mientras yo me quedaba mirando. No tenía individualidad, para la gente era “el amigo de Juan”.
 
Un día cualquiera de la semana, salía de la escuela a las nueve y media de la noche. Iba pensando en el escaso aliciente que tenía mi vida: ir de la escuela a casa y de casa a la escuela, estudiar asignaturas difíciles y no tener apenas vida social. Me disponía a entrar en una tienda de prensa y comestibles, para dar un vistazo a las revistas y entretenerme un poco antes de llegar a casa. Esa tienda se encontraba en el interior de una galería, y en cuanto entré en ella me impactó en el rostro una extraña luz...
 
Apareció entre mí una mujer de edad indefinida. Era rubia y con la cara triangular, se parecía un poco a Nina Persson, la cantante del grupo sueco the Cardigans -aunque por aquel entonces no había oído hablar de ellos-. Me dijo: “Hola Chema, soy la Rebelde”.
 
Empecé a balbucir “Pe... pero de qué me conoc...?” y ella me cortó. “Sé que te encuentras desubicado, te cuesta encajar con las personas que tienes alrededor. Te recomiendo que seas tú mismo, y ya encontrarás a gente que te siga. Los amigos llegarán solos. Y aparte, trata de verbalizar cómo te sientes, a ser posible con ironía y humor. Te voy a plantear una pregunta para que pienses la respuesta esta noche: Si los ingenieros industriales de tu escuela, la Politécnica, son gente tan desabrida, ¿cómo lo harán para practicar el noble arte de la procreación, cuando se casen o tengan pareja?”.
 
Me reí con ganas por primera vez aquel día, y dije un poco cortado: “Pues no se me había ocurrido, pero oye, ¿cómo...?”, y entonces vi que la Rebelde había desaparecido.
 
Continué mi camino a casa preguntándome si había sido un sueño, pero de mucho mejor humor y dispuesto a seguir sus consejos. Aunque eso sí, imaginarme a los ingenier@s practicando las artes amatorias, ya me iba a costar un poco más. ¿Qué dirían en esos momentos? ¿”Cariño, vamos a crear un oscilador mecánico con intercambio calorífico”? A saber...
 

Relato perteneciente a la propuesta: "Dolor(Es)"


7 comentarios:

  1. Muy bueno, con ese dolor de ser tímido que vira a alegría con la imaginación.

    Un abrazo a ambos

    ResponderEliminar
  2. Ja, ja, ja... me encanta tu relato, Chema. Es divertido y sí... siempre hay alguien que nos saca de nuestro laberinto y nos muestra otra alternativa menos cuadriculada para romper los muros de nuestra mente. Te felicito, solete.

    Mil besitos con cariño y muy feliz diciembre.

    ResponderEliminar
  3. No sé si saldrá mi anterior comentario...
    Lo repito.
    Es ingenioso. Me ha gustado.

    ResponderEliminar
  4. ajajajaja, Chema eres único en tus relatos. Esa espontaneidad tuya es una gran virtud. Y la timidez creo que ya se te pasó. Desde luego esos estirados de ingenieros en las artes amatorias habría que verles jaja. Un besazo amigo.

    ResponderEliminar
  5. Qué bueno, jajajaja es una manera perfecta de quitarle hierro a las situaciones difíciles. Me ha gustado mucho el relato.

    ¡Un abrazo Chema!

    ResponderEliminar
  6. Muy buen relato, como siempre...

    Saludos.

    ResponderEliminar

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin