ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

sábado, 31 de octubre de 2020

Sin Aliento

 


(Autora: Fini López Santos)

A los cuatro años se quedó sin madre, entre una fría guerra a la que su padre tenía que partir, no podía dejarle solo y se casó de hoy para mañana, regalándole una madrastra y tres hermanos mayores.
Aquella soledad a tan temprana edad fue devastadora.
Pesadillas, llantos, miedos, que su madrastra se encargó de alimentar.
No fue mejor el regreso de su padre y se encontró amenazado si contaba lo vivido y encerrado con tres granos de uva por comida hasta el regreso de su progenitor del trabajo.
Se acostumbró a contarle su dolor a las estrellas y cada noche le rogaba a su madre lo llevase a su lado, no soportaba la maldad de aquella mujer, hasta atemorizarlo con brujerías.
-Cuando muera tengo que aparecerme y pincharte los ojos con alfileres, no te librarás de mí ¡Nunca!
En mitad del campo bajo una espuerta de esparto, a la intemperie y aterrado por el aullido de los lobos, dormitaba el chiquillo bañado en lágrimas.
La vida no le regaló nada más que soledad y duro trabajo.
Hoy postrado en la cama con el alma rota y la mente lúcida, recuerda la noche en que le visitó una gran estrella, posó su luz en la enorme roca y con sus ojos llenos de lágrimas, la reconoció. ¡Era muy bella!
Su madre le habló muy dulce.
-No puedo llevarte conmigo, ando deambulando como alma en pena sin lugar fijo, vendré a buscarte cuando podamos estar juntos.
Pasaron los años y cada noche le hablaba sin recibir respuesta.
¡Siempre la tuvo presente!
Una madrugada se le escuchó decir un nombre con la voz deformada por la inmovilidad, y con risa nerviosa levantó sus brazos aferrándose al cuello de su madre y ella lo acunó al tiempo que juntos partían.
Prefirió la huida a morir en vida.
 

©Fini López Santos

Relato perteneciente a la propuesta: "Miedos"


12 comentarios:

  1. No hay mayor delito que robarle la infancia a un niño, no hay mayor crueldad que hacer sufrir a una criatura inocente, robarle sus sueños, sus esperanzas y lo que es peor las ganas de vivir.

    Muy triste, mucho. He sentido rabia, dolor, tristeza, todo junto. Buen relato, Fini.

    Besos.

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  2. Añoranza y ternura... Qué bonito relato. Te felicito.

    Mil besitos y feliz día.

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  3. Que tristeza y crueldad. Por algo dicen que no hay mayor desgracias que quedarse sin madre cuando eras un niño. Uff que pena de infancia por dios. Un buen rato aunque duró de leer. Besos y abrazos .

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  4. Es una barbaridad dejar sin infancia un niño. Un relato bien hilado.

    Un abrazo

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  5. Un relato triste y doloroso.
    Un buen texto!

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  6. que crueldad... y el padre no se entera. no sé que es peor, si la madrastra, los hemanos o el padre. que triste vida tuvo
    horrooor, mas que miedo, destila tu relato
    besosss fini

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    Respuestas
    1. Dices bien ¡Todo un cumulo de desgracias!
      Gracias, buena semana.
      Besosss

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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