María
llevaba rumiando hacía tiempo cambiar los tonos grises de una vida que la
ahogaba e incluso le impedía volar porque no tenía ni tiempo, ni ganas.
Un marido
anodino y unos hijos que ya se habían independizado sin pena ni gloria, era su
patrimonio. A él, ella había añadido, para luchar contra su tedio, un
entretenimiento extra que para nada se salía del círculo vicioso de las labores
de un ama de casa.
Pensó que la
moda de tejer, de la que se hablaba en la tele y en la cola del super como
sustituta sicológica de todas las necesidades, serviría para distraer sus
pensamientos, centrándola en la labor que tenía entre manos pero no fue así, el
tricotar hizo enredar sus anhelos, en
marañas semejantes a las que hace un gato jugando con los ovillos.
Imposible
deshacer los nudos.
Por las
noches daba vueltas a su cabeza, sin poder conciliar el sueño, los ronquidos de
"su Pepe" le ponían banda sonora a sus pensamientos, que cada vez se
hacían más envolventes en su necritud, así recibía el amanecer un día tras otro
y cuando "su Pepe" se levantaba para ir al trabajo y le daba el beso
que mandaba la liturgia de cada mañana,
ella lo consideraba como el pistoletazo de salida para iniciar una nueva
vida.
Hasta que un
día SIN APENAS ALIENTO por la falta de descanso y las batallas que había tenido
que librar sin tregua durante días, se puso todo lo guapa que pudo a pesar de
sus ojeras, cogió el bolso y las llaves de su coche y antes de cerrar la puerta
tras de sí, en un alarde de comicidad, se colocó el cesto de las madejas de
lana por montera, se miró en el espejo de la entrada y dibujó una amplia
sonrisa en su rostro, se hizo un "selfie", tiró los ovillos por el
suelo... ¡ahora ya estaba preparada para dar el portazo!.
Puso el
coche en marcha y se dirigió a la carretera de la Costa, por ella pasaría más
desapercibida entre tanto guiri.
Con la
música a toda potencia y la ventanillas bajadas, se daba cuenta que estaba empezando
a disfrutar su libertad.
En este
momento divisó a lo lejos a un autoestopista y se le pasó por la cabeza la idea
de recogerlo, pero inmediatamente aparecieron los pensamientos timoratos de su
vida anterior y siguió adelante.
A los pocos
kms. la música y el aire que le acariciaba el rostro, le hizo cambiar de
opinión y dar la vuelta con el consabido rechinar de frenos. Sin embargo HASTA EL ÚLTIMO SEGUNDO estuvo
dudando si recogerlo o no, pero al recordar su sonrisa cuando se vió con los
ovillos en la cabeza, le hizo frenar en seco y decirle:
- SUBE QUE
TE LLEVO.
Relato perteneciente a la propuesta "El Sombrerero Loco"
Muy buen relato, muy bien escrito. Un argumento original que no puedes dejar de leer hasta el final!
ResponderEliminarme ha encantado.
Maravilloso!! ese alarde de libertad, de coger la vida y beberla a tragos porque ya está bien de sorber con timidez, coger lo que hay, lo que pertenece... vivir-Se.
ResponderEliminarMe ha encantado, bonita.
Mil besitos que te lleguen y feliz noche ♥
Un relato donde se dibuja la vida misma de alguien que quiere vivir sus días como ella quiera y experimentar esa libertad que tanto ansía ...
ResponderEliminarMe gusto el enfoque sobre todo ese sombrero repleto de coloridos..
Abrazos y feliz noche.
Con sombrero como montera se dispuso a salir de ese tedioso mundo que le rodea, a pesar de sus miedos y recelos consigue conquistarlo, lo mismo que lo has hecho conmigo al tener la suerte de poder leerte.
ResponderEliminarComo mínimo deberíamos realizar una locura de vez en cuando.
Un saludo.