ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

domingo, 27 de enero de 2019

Libertad





Lo primero que vio al despertarse fue al pirata, que miraba a través de las vidrieras absorto en sus propios pensamientos; tenía la frente y el antebrazo derecho apoyados en una de las ventanas, y sus ojos se perdían más allá del océano.

La mujer decidió quedarse muy quieta, respirando acompasadamente para que pensase que aún seguía dormida, y recordó en cómo había cambiado su vida en los últimos meses. Cómo había intercambiado sus vestidos por los pantalones, su casa por su barco, y su corazón por... el de él. ¡Y todo para recuperar un mapa y una brújula!

El capitán se había puesto los pantalones y llevaba la camisa desabrochada y arremangada hasta los codos, cuya tela brillaba por los destellos del sol que atravesaban los cristales. Despeinado y los músculos relajados, parecía que por fin había hallado la paz que tanto necesitaba. Se alcanzaba a ver parte de su pecho y el contorno de sus abdominales. También, si mirabas con atención, se podía ver el hueco de su cadera izquierda. Su respiración creaba nubecitas de vaho que empañaban el cristal, pero no parecía darse cuenta de ello. Las nubes crecían cuando espiraba y se hacían pequeñas cuando inspiraba. Después volvían a crecer. Y con una nueva inspiración empequeñecían. Daba la sensación de que se había dormido de pie y con los ojos abiertos. El brazo izquierdo colgaba sin fuerza en su costado y su espalda estaba levemente inclinada hacia delante, estirando la tela encima de su piel como si fuera su propia piel.

La mujer quería saber en qué estaba pensando, y ya no aguantaba más haciéndose la dormida, así que se levantó, sin importarle su desnudez. Él volvió la cabeza de golpe para mirarla en cuanto oyó el roce con las sábanas. Sonrió, y sus ojos lo dijeron todo sin que hicieran falta las palabras. Esos ojos la adoraban, la envolvían con dulzura y al mismo tiempo daban la sensación de que querían devorarla. Alzó el brazo izquierdo, sin mover el derecho de la cristalera, y le rodeó la cintura cuando apenas los separaba medio metro. La empujó contra su cuerpo y apoyó la frente contra su frente. Estaba fría, pero su aliento quemaba. Ella colocó una mano en la ventana para guardar el equilibrio.

Se besaron lentamente, entornando los ojos. Parecía que los besos estaban hechos de luz...

¿En qué estabas pensando? Inquirió una de las veces que se separaron para recuperar la respiración.

En la libertad.

Sus ojos azules se abrieron, sorprendidos.

¿Y eso?

Pensaba en cómo nos hacen creer que somos libres, por ejemplo desencadenándonos o sacándonos de una jaula, cuando lo cierto es que la libertad no está fuera, sino dentro de nosotros. La libertad es un sentimiento.

¿Y ahora te sientes libre?

El pirata sonrió.

¿Contigo? Siempre.


Relato perteneciente a la propuesta "Del Cielo Y La Tierra"



4 comentarios:

  1. Sentimientos , libertad , amor , pasión cada una de ellas son las palabras que rigen nuestras vidas ..cada una de ellas más bella ..
    Un abrazo y feliz día.

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    1. Libertad es lo que siento cuando leo vuestros comentarios.
      Mil gracias, Campirela
      un besazo amiga

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  2. Te leí en tu sitio, creo, o aquí dos veces, a saber, y me queda el mismo regusto. la libertad en entregarse a otro es también la libertad de elección.
    Un placer, siempre
    Un beso enorme.

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  3. Sí, me leíste y comentaste también en el blog, Mag ;)
    Sin duda ser libre es tener la capacidad de elección.
    Un besazo

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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