ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

jueves, 25 de octubre de 2018

...


Mi alumno Álex ha suspendido matemáticas, y su madre me ha pedido que durante las vacaciones de Navidad vaya a darle clase todos los días, hasta que tenga el examen de recuperación. ¡Un plan apasionante! Se creen que todo se soluciona con más horas de clase, y si el niño no pone de su parte no hay nada que hacer.

Hoy he llegado a casa de Álex un poco antes de tiempo, y como me sobraba tiempo hasta que volviera del cole, me he dado una vuelta por la zona. Y he descubierto que en una calle cercana hay una panadería Santa Olga. Antes había una sucursal de Santa Olga en mi barrio, pero la quitaron. Allí había una chica con el pelo corto muy simpática que se llamaba Paola. Siempre iba allí a comprar pan, palmeras, croissants... esperando que estuviera ella.

Sería mucha casualidad que tras cerrar la otra sucursal la hubieran trasladado aquí, he pensado. Me he asomado a ver lo que había, y ¡qué sorpresa! Estaba ella. Con unas gafas de pasta que antes no llevaba, pero era ella, Paola. Me he acercado y me ha reconocido. Hemos estado hablando un rato y me ha alegrado la tarde.

Ahora, con el aliciente de acercarme a la panadería a ver si está mi amiga, el venir a dar clase al chaval todos los días se hará más llevadero. Por eso me gusta a mí explorar los barrios, uno descubre muchas cosas. Siempre se llega a alguna parte si se camina lo bastante...


Relato perteneciente a las propuesta: "Alicientes"



3 comentarios:

  1. Un enternecedor relato , donde no solo hay alicientes sino que el destino ha jugado en favor de él.
    Un saludo.

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  2. El aliciente tiene el nombre de Paola.
    Bien contado.

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  3. No hay mal que por bien no venga. El niño igual no aprueba pero eso ya lo sabíamos casi. Pero saber que el sabor de esa pequeña derrota tiene un dulce nombre y un buen motivo que lo escude, puede merecer, y de hecho, merece, mucho la pena.

    Un beso enorme.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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