Nunca fui un
gran estudiante pero si algo tenía claro era que cuando me llegara el día de
volar del hogar viajaría por todo el mundo, sin llevar mochila solo, con un
mapa y mis ilusiones.
Al terminar
los estudios mis padres me dieron a elegir si trabajar en el negocio familiar o
empezar una carrera, en ese momento lo tuve claro aunque estudiar no era mi
pasión, al menos estaría fuera del hogar, el negocio familiar no era para mí,
lo sentía por mis padres pero mi futuro era viajar y conocer nuevas gentes no
quedarme en el pueblo donde no veía perspectiva para mí.
_ A los dos
años de estar fuera estudiando, tuve una llamada que truncó todos mis sueños,
mi madre con la voz quebrada me comunicó que mi padre estaba en sus últimas
horas, y claro debía de regresar y dejar todo mi mundo estacionado al menos
hasta ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
_ Al cabo de
una semana mi padre falleció y no solo perdí a mi progenitor sino mis
ilusiones, mi madre no podría hacerse cargo de la empresa familiar me
necesitaba y aunque luché conmigo mismo no tuve más remedio que dejar a un lado
mis proyectos y por una vez no ser el niño egoísta y mimado sino crecer y darme
cuenta que la vida nos pone a prueba y hay que saber enfrentarlas.
Pasé cinco
años no solo trabajando sino aprendiendo como es la vida en la realidad, me fui
forjando una personalidad y vi que tenía que salir adelante y encontrar nuevos
retos que me ayudaran a superar no solo la perdida de mi padre sino la tristeza
de ver que mi mundo de soñador había terminado sin haber empezado.
Esa tarde
llegó el pedido como cada semana y al sacar los albaranes vi una revista entre
las demás cosas, no le di la mayor importancia hasta que por casualidad una vez
terminado de colocar todo el material, me senté y la observé. Era de
fotografía, en ella explicaba cómo podemos hacer una buena foto, importante la
luz, y tener un buen objetivo claro y muchas cosas más técnicas, me llamó la
curiosidad así que me empapé de todo, tanto fue así que mi madre preocupada
vino a la tienda a ver si había pasado algo pues eran más de las nueve de la
noche y yo seguía leyendo y fascinado con esas imágenes tan bellas de todos los
lugares del mundo, era como si de repente mi ilusión me la hubieran puesto en
papel.
_ Querido
lector, desde ese día mis ilusiones fueron mejorando, me compré una cámara de
hacer fotos y en mi tiempo libre salía por los alrededores de mi pueblo a
fotografiar todo aquello que merecía la pena, es más me apunté a un curso para
poder ser yo mismo el que revelara mis fotos y así conseguí tener de nuevo esas
ilusiones que había perdido tiempo atrás.
En una de
las salidas con mi cámara colgada al cuello, bajé al río, pues quería
fotografiar una puesta de sol con los rayos reflejados en las aguas, no solo vi
la mejor puesta de sol sino a ella con su melena al viento tendiendo la ropa,
escondido entre los árboles mi cámara la recogió en mil posturas en todas ellas
tenia magia, sus manos delicadas tocando la ropa mojada, su canasto de mimbre a
su lado y su mirada perdida en el horizonte ahí fue donde pensé en mi silencio
"Creo que los lugares en que he estado y las fotos que he hecho durante mi
vida me han estado conduciendo a ti"
_ Mis ilusiones
nacieron de pronto en ese mismo instante mi aliciente a la fotografía me hizo
volver a tener sueños y pensar que hay muchas maneras de volar y viajar... mi
viaje más hermoso fue ver a través el objetivo al amor de mi vida...
Relato perteneciente a la propuesta: "Alicientes"
Muchas gracias Gine , la verdad que verlo así de bonito y decorado me hace el estómago gri gri y es sinceramente de ilusión ..Mil gracias por todo un fuerte abrazo y mi cariño incondicional muakk.
ResponderEliminarFeliz de que te guste 😊
EliminarSoy yo la que debe darte las gracias por tus hermosas participaciones, y tu complicidad y cariño 💞
Abrazo enorme, y muy feliz finde, preciosa! 😘
Es bonito lo que cuentas, es como saber donde está todo lo que necesitas, solo se es feliz cuando alcanzamos lo que nos gusta.
ResponderEliminarBonito relato.
Es precioso...
ResponderEliminarSi el destino nos lleva hacia donde tenemos que ir.
Muchos besos.
Encantador relato, Campirela. Me has hecho visualizar al chico por ese río fotografiando a su alma gemela que encontró, gracias a la fotografía.
ResponderEliminarAbrazo