ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

domingo, 29 de julio de 2018

Ensoñada Aparición



(Aire/Deseo/Inefable)

Nuevamente se había volcado a sus papeles, a sus anotaciones. Había desparramado lápices, fibras, tinta china, plumas, por sobre la mesa destinada la creatividad, o sea un desorden clasificado.
Estiró sus brazos, no como una señal de triunfo, sino para descontracturar su espalda. Había estado varias horas sentado en una posición inadecuada.
Y no había logrado un resultado satisfactorio, los bocetos fallidas versiones para representarla. Las palabras estaban lejos de expresar las emociones que ella le había provocado, de describir su belleza. Tal vez ella era inefable.

Las brisas ocasionales lo refrescaban. Quería creer que eran una caricia de ella, una sílfide, una elemental de aire.
Había comenzado hacía algún tiempo, cuando estaba con una compañía indeseable, un ser que lo intimidaba. A pesar de que no era otro que él mismo, en una versión paródica. O tal vez lo intimidaba por eso, por verlo más alto, con actitud hacia la violencia.
También tendía a distraerse, lo que podría ser un recurso para demorar toda confrontación. Y la distracción llegó como una brisa perfumada, que sólo podía venir de una mujer. Entonces él y su otro yo la vislumbraron, vieron su silueta esbelta, casi etérea desplazarse.
Y luego percibieron el alejamiento de su presencia. Algo que no podían tolerar. Y fue cuando hicieron algo, que él no nunca pudo precisar. La atraparon a ella, haciendo que se materializara. Vieron su renegrido pelo corto, su rostro perfecto. Sin perturbarse por ser atrapada.

Unas palabras mal escritas, tachadas, intentan describir lo que pasó con ella. A él le pareció incorrecto, seguir con ella. Y liberó al ser femenino, a quien clasificó como una sílfide.
Y entonces sucedió el despertar, queriendo soñarla. Aunque dudaba de que ella volviera a aparecer.

Pero sucedió. Él su otro yo ascendieron en búsqueda de algo. Y la encontró dentro de una torre, mirándola hacia una ventana, dándole la esbelta espalda de sílfide. Pensaba acercarse a ella, como hacerlo, cuando el otro la atrapó con una red mágica.
Otro despertar.

También una sucesión de sueños con ella. En su tercer aparición, deseó atraparla para poseerla. Sin decidirse a hacerlo, percibió como ella se alejó. Para acercarse desde atrás, para abrazarlo.
La cercanía de ella, su perfume, le despertaba el deseo. Ella se desplazó, hasta delante de él. Ella suspiró, lanzando algo de su esencia. El atrapó en sus abrazos, a la sílfide, quien dejó ser atrapada.
Él soñador percibió su ropa casi sutil, percibió que ya no estaba, que ella le estaba regalando su desnudez, mientras se hacía visible, casi material.

Lo que sucedió fue indescriptible. La percibió con todos sus sentidos, incluso con sentidos que no sabía que tenía. Ella era parcialmente tangible, pudo tocar su piel, era como tocar una brisa de aire que hubiera tomada la forma de una mujer. Ella no tenía perfume, ella era ese perfume que despertaba su deseo a un nivel superlativo.
A la vez que la percibió con el tacto, ella seguía siendo etérea. Casi intangible, fue como si se fusionara con un hermoso fantasma. Y esa fusión fue una sensación de placer que no había experimentado con una mujer humana.

Y el despertar, ese frustrante despertar. Aunque con una sensación tan intensa. Y el deseo de volver con ella. Percibiendo el eco de su voz, un vestigio de su perfume, de su esencia.
Más de una vez trató de traerla a la vigilia, las veces que lo logró descubrió que había despertado a otro sueño.
Una vez, entre el sueño y la vigilia, escuchó su voz.

Y esa vez fue la última. Exploró por espacios oníricos, buscando en vano, sólo encontrando su ausencia. Sólo quedaba recordarla.
Y eso era insatisfactorio, aún si pudiera lograrlo.
Fue cuando se propuso volverla a buscar. O traerla hasta este mundo, que se sentía tan vacío sin ella.


4 comentarios:

  1. Me gusta este blog, me gusta como la artistica. Y me gusta como editaste mi relato en este blog, el título que le pusiste. Y la imagen que elegiste tan acertadamente, parece una sílfide seductora, tan parecida a como la soñé.

    Besos.

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    1. Me alegro muchísimo que te haya gustado todo. Para mí es un placer reunir aquí vuestras plumas; es un verdadero deleite!!

      ...Y es que cuando vi la imagen… la supe digna de tu magnífico relato 😉

      Una vez más y siempre, GRACIAS, mi querido amigo. Leerte es pura ensoñación; saltar cualquier barrera tiempo/espacio, y disfrutar del viaje y de sus personajes.

      Bsoss y abrazos enormes, y muy feliz semana 😘😘

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  2. Hola, Dmi y Ginebra!
    Wow, que texto tan poéticamente erótico, distorsionado, tan fragmentado y tan fantástico. Dos entidades con características opuestas entre sí, son perdidamente atraídas por esa fórmula sílfide. Que además, en un despiste de Morfeo, logran raptarla, materializarla y disfrutarla. No me esperaba ese final, deberá ir en su busca nuevamente por esos laberintos donde se crean sueños dentro de los mismos sueños. Te felicito Demiurgo, hicistes un excelente trabajo para el reto de Ginebra.
    Un abrazo!

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    1. Opino como tú, querida Yessy. Siempre es un placer sumergirse en esos mundos fantásticos de Demi, en los que se fusionan tan cautivadores géneros.

      Gracias por tu sentir, preciosa.

      Bsoss enormes, y feliz finde 😘

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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