ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

domingo, 31 de marzo de 2024

Nunca, nada, nadie


(Autora: ©Marifelita)


Desde bien pequeña tuve que escuchar siempre las mismas palabras:

Kris Lewis

 
Acéptalo.
 
Siendo mujer, tu sitio está en casa, no entre los libros de la biblioteca, estudiando. La ciencia déjala para los hombres, es su trabajo. Tú no has nacido para pensar, reflexionar, inventar o crear. Tu tarea es ser educada, sumisa, recatada y contenida. De ti, solo se espera que cuides de tu esposo, de tu hogar y que le des una descendencia de la que se pueda sentir orgulloso. Limítate a eso y nada más.
 
Siempre tuve un don que al mismo tiempo podría verse también como una maldición. Y es que soy consciente de mis vidas anteriores, como si mis reencarnaciones posteriores se fueran grabando en mi memoria. Tengo recuerdos nítidos como si yo misma los hubiera vivido en mis carnes, aunque en realidad se tratan de otros “yos” del pasado.
 
Pero daba igual las generaciones que pasaran y los años transcurridos, el mundo se transformaba, nos sorprendían con pequeños avances y grandes progresos, pero había una cosa se nunca cambiaba...


Admítelo.
 
Nunca llegarás a nada, por mucho que te esfuerces, ellos siempre estarán por delante. Nunca te tomarán en serio ni te aceptarán como uno más, entre iguales. A nadie le interesa tu opinión, lo que tengas que decir. ¿Qué sabrás tú de política, de economía, de negocios, del mundo? ¿Pretendes escribir poemas? ¿Con tu percepción femenina, sensiblera y limitada de lo que es la vida? Quizá a algunas señoras acomodadas y aburridas les interesen tus versos mientras los acompañan con el té y unas pastas en sus tertulias de las tardes.
 
Mi nuevo “yo” cambia de siglo y de lugar constantemente. Mi percepción del mundo siempre es la misma, y mis ansias de formar parte de él también. Quiero ser una pieza importante en el avance, dejar huella, ser alguien reconocido por sus actos, pero ahí fuera hay una guerra en la que somos minoría y es imposible vencerla.


Olvídalo.
 
No tienes ninguna posibilidad de triunfar. Este es un mundo de hombres, lo sabes de sobra. Esfuérzate todo lo quieras, demuestra tu sobrada creatividad, tu talento, tu capacidad de esfuerzo y sacrificio. Nadie lo valorará, ni siquiera lo verán. ¿Quieres ser una mujer de negocios? ¿Tú sola sin un hombre que te ayude? ¿Decirles a los hombres lo que tienen que hacer? No tienes ninguna posibilidad de éxito. El fracaso está garantizado. ¿Para qué perder tanto entusiasmo, esperanzas e ilusión en algo que no te llevará a nada? Es una causa perdida.
 
En cada etapa en la que me encuentro es un nuevo reto, nuevos tiempos, nuevas ideas, nuevas limitaciones que vencer y nuevos objetivos a cumplir. Y en cada ocasión me encuentro un nuevo muro que saltar o nuevo obstáculo que vencer. Y posiblemente sean esos mismos los que me den fuerzas en cada ocasión para seguir adelante. Continuar soñando y esforzándome porque hay algo dentro de mí, que me dice que no puedo dejar de intentarlo.

 
Asúmelo.
 
Siempre estaréis en desventaja, en un segundo plano. Además, las mujeres lleváis tanto tiempo en ese papel que algunas ni se plantean un cambio y otras incluso parecen estar cómodas en él. Muchas se rinden incluso antes de intentarlo, ¿de verdad crees que tu esfuerzo inútil servirá para algo? ¿Crees que puedes llegar a ser un referente para alguien? ¿Convertirte en un modelo a seguir, una líder? ¿Hacer algo que marque la diferencia y que otras sigan tu ejemplo?
 
Y en pleno siglo XXI, los tiempos se abren a nuevas opciones, cada vez son más mujeres las que se forman y demuestran sus capacidades. Ya no estamos solas, entre todas podemos con nuestro gran espíritu de lucha y sacrificio, demostrar de lo que somos capaces, ahora ya no hay vuelta atrás. Nadie nos puede parar. Ahora sí que los tiempos están cambiando, y hombres y mujeres también con ellos. Se empieza a recoger todo lo que se ha sembrado durante tanto tiempo. Sin duda, este es nuestro momento.
 
Echo la vista atrás y veo a todas esas mujeres valientes, atrevidas, inteligentes, entusiastas, que en sus tiempos más difíciles que los nuestros, no dudaron en intentarlo. Ahora no podemos abandonar.
 
Por todas ellas, por nosotras mismas y por las que vendrán, debemos continuar.

 
¡FELIZ DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA!
 

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Motivación”)


3 comentarios:

  1. Muy original tu forma de estructurar el tema elegido que además es muy necesario que se vayan borrando de la memoria esos discursos sobre para lo que sirve o no sirve la mujer, como si no pudiese estar en en plano de igualdad con el hombre.
    ¡BRAVO!

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  2. El dichoso patriarcado que durante nuestra infancia tantas veces llegamos a oír. Enfrentarse a ello no es una opción, sino una obligación para que las futuras generaciones no tengan que vivir lo mismo. Un abrazo

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  3. Un texto indicado para ser leído por todas las mujeres, y hombres, Porque lo que describes incumbe a ambos. Un besote grande.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin