(Autora: ©Zoraida)
Imagino siluetas en las nubes; me transportan a los lugares
que deseo, me traen tiempos que añoro.
Amapola me nombraron, como un presagio que marcaría mis días.
Amapola porque soy orgullosa y solitaria, porque no sobrevivo sino apenas unos
minutos cautiva, separada de lo que me vuelve hermosa que es el sol y el
viento... en libertad, como a las mariposas que al tocarlas le quitas el
polvillo dorado que las hace volar. ¿Por qué no nos contentamos con la mirada?
¿Por qué tenemos que arrebatarle a todo su ser?
Me desnudo en el prado y juego a ser una de ellas. Cierro los
ojos, me dejo llevar por la brisa olorosa y me muevo al son de los latidos de
la tierra. Abro los ojos de nuevo y me deleito con los colores del atardecer,
los de la hora más hermosa en la que no se sabe si está despuntando el día o es
la noche la que está llegando.
Me quedo quieta, muy quieta. Si espero lo suficiente, tal
vez, sólo tal vez, consiga fundirme con la tierra y renacer flor, sin más
sentido que el de ser ella misma, sin más utilidad que la de la belleza que
arrebata y se vuelve sueño.
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés:
“Floreciendo”)
Un texto de fantasía perfumada y libre..
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo
Una fantasía donde querer flor es salgo tan normal que parece que va a pasar en cualquier momento. Me gusto la facilidad de narración y lo bien qué se leyó . Un saludo, gracias por tan bonita aportación.
ResponderEliminar