La Magia De La Vida

 

(Autora: ©Campirela)

Idea: Comunicarse con los animales (Zoolingüismo)

Imagen: Christian Schloe

Obra: "El secreto de los pájaros" El Bosco

  Sentada en el porche como cada tarde a la hora de la siesta, viene a posarse en mi mano, al lado tengo una bolsa repleta de migas de pan, durante diez minutos mi alegre pájaro picotea mi mano, una vez saciada su hambre me mira, mueve sus ágiles alas y se marcha.

 

  Así llevo más de quince días que por arte de magia ese lindo animal distrae las tediosas tardes del verano.

 

  Lo curioso es que nadie se ha fijado en él, a esa hora todos duermen la siesta, mi única distracción es salir al porche, coger un libro y hacer el mínimo ruido para no molestar.

 

  En mi mente hay varias ideas, sobre mi nuevo amigo o amiga porque no sé su sexo, pero diría que es varón, por el flirteo del picoteo en mi mano, me he fijado que siempre hace el mismo gesto con sus alas, tal vez quiera comunicarse y contarme algo, sería estupendo que tuviéramos  algún modo de hacerlo. Estoy segura que me contaría muchas historias de vuelos altos y él aprendería de novelas románticas, un buen trueque, saldríamos ganando ambos.

 

  Esa tarde cuando estaba posado en mi mano tuve la valentía de acariciarlo muy suavemente, sus plumas eran de seda, al notar mi tacto levantó su pequeña cabecita y esos diminutos ojos se clavaron en los míos, no sé, mi impresión fue como sentir que ellos me hablaban dándome las gracias, tal vez por el pan compartido o tal vez por esa amistad que habíamos ido forjando.

 

  Aquel verano si por algo lo recuerdo fue por mi amistad con Peter; es el nombre que decidí ponerle. Recuerdo un día que me levanté triste y el motivo no lo tengo claro, si fue porque vi los primeros nubarrones y eso indicaba que ya terminaba ese periodo vacacional, o era porque no le volvería a ver nunca más, la idea no era llevarle, aquel pajarito era libre y así debía seguir,  lo pensé alguna que otra vez, pero que iba  ser de él en la ciudad.

 

  Cuando Peter se posó en mi mano, algo colgaba en su precioso pico, traía una llave, me quedé un poco descolocada, qué significa… él sin mover un ala estaba con sus patitas fijo mirándome hasta que decidí cogerla y guardarla en mi bolsillo, comió como todos los días, pero algo raro  noté en él, jugueteó y canturreó, su sonido era alegre a la vez triste, cuando alzó el vuelo quedó posado en la higuera y desde allí como si me hablara pude sentir que me daba un adiós definitivo, me levanté, intenté cogerlo pero ya estaba lejos, solo podía escuchar su tintineo, en ese momento las primeras gotas de lluvia comenzaron a  caer, entré rápido a la casa, me sequé con una toalla pues mi pelo estaba mojado pero también mi cara y no era de la lluvia sino de las lágrimas que de mis ojos brotaban.

 

  Había pasado una semana de mi llegada a la ciudad, la actividad fue la rutina diaria, el trabajo, las clases de gimnasia y alguna salida de ocio, con las amigas. Ese sábado íbamos a ver el Museo del Prado, pues tenía interés por ver el Secreto de los pájaros del Bosco, en mi  interior tenía una sensación de pena, echaba de menos a mi Peter y su cosquilleo en la palma de la mano, tal vez viendo ese majestuoso cuadro me diera alguna idea de esa llave que tengo guardaba en un buen lugar.

 

  Me impresionó ver esas aves con humanos, casi de igual tamaño, estoy segura que algo nos querría decir el pintor, entre ellos mire pero no vi la belleza en ninguna de ellas como mi compañero de verano, bonitas eran pero no como Peter.

Ha pasado tiempo y cada verano regreso al mismo lugar, el porche está más viejo y a la higuera se le notan los años, mi siestas son tumbada tomando el sol y esperando que regrese de nuevo, nunca más lo hizo.

 

  Pero os diré un secreto, esa llave abrió un cofre, se encontraba en el desván, lo que allí estaba guardado me hizo estremecer, era una carta de despedida de mi Peter, en ella me decía que fue feliz durante aquel verano, que nunca me olvidaría y que tal vez nos volviéramos a encontrar algún día... La magia nos sobrevuela, solo hay que creer en ella.

 

©Campirela

(Relato perteneciente a la propuesta: "Una Idea")