Corazón De Primavera

(Autora: ©Ginebra Blonde)

No me costó mucho subirme a aquel árbol donde sentirme más cerca de mi sueño. Es cierto que sus ramas, a veces puntiagudas, me hicieron difícil el ascenso, pero… si ya de niña me gustaba trepar por ellos para alcanzar sus frutos, o, incluso, para construirme en sus copas esas casas donde jugar y resguardarme del mundo de ahí fuera y de ahí abajo, ¿qué me iba a impedir ahora hacerlo para lograr aquello que anhelaba con toda mi alma?…  

Y no será porque ese ratón de mi conciencia no paraba de roer(me) con temores y dudas para hacerme tambalear hasta caer, pero aprendí a mirarlo desde arriba, corazón en mano y mariposas en mis pies, hasta que ambos nos unimos, a veces con (des)aliento, en ese bonito y fructífero propósito de llegar a puerto con mi sueño, o, lo que es lo mismo, con mi libro ya resuelto.

Ya podía decir que había hecho las tres cosas que, según el poeta cubano José Martí, había que hacer durante la vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Pero mis sueños no acabaron ahí; ni tampoco las ganas de seguir trepando por los árboles para construir muchas más casas donde poner a prueba mi (ir)raciocinio, liberando más mariposas y dando rienda suelta a mi imaginación.

Y amé cada saliente y piedra,

cada recoveco que me retó a llegar.

Enredé mis anhelos en vaporosa hiedra,

y con pasión y amor me dispuse a soñar.

No faltó mi corazón de primavera,

ni mil guerras en mi conciencia que lidiar;

quité con ahínco las astillas de madera,

y mil árboles crecieron por los que trepar.

Sofoqué el fuego de tan estéril ceguera;

no hay verdad más altanera, que amar.

Bendecí esta vida en su agridulce solera;

noche y día son más que motivo, para brindar.

©Ginebra Blonde

Relato y poema pertenecientes 

a la propuesta: "Despeg(amo)s"