ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

domingo, 31 de marzo de 2024

El campo

 Charles Sprague Pearce

(Autora: ©Campirela)

(Kris Lewis)


Qué bello es pasear por el campo
ver su atardecer
oler las fragancias
de sus flores
sentir en los pies
la fuerza de la tierra.
 
Caminado por el campo
sentirás la libertad
de saberte dueña de ti
mirar y contemplar
lo que nuestra madre naturaleza
nos deja disfrutar.
 
No seamos crueles
cuidemos de ella
es nuestro sustento
sin el campo
no hay vida en esta tierra.
 
Mariposas vuelan alrededor
con sus bonitos colores
a lo lejos las amapolas
ya nos muestran sus colores.
Qué bonito es pasear
y ver el dorado de la tierra
bañados por los rayos del sol.
 
Entre prados verdes y un cielo azulado
comienza la vida
son los pequeños animales
que corren, vuelan
El tiempo se vuelve eterno
volviendo a sentir
ese aroma que tanto
me recuerda a mi niñez.
 
Qué feliz soy trabajando la tierra
mis manos se endurecen
mi alma  cosecha esperanza
mi música es el canto
del pájaro cada mañana
y mi vida no es otra
que cultivar, sembrar y recoger mis sueños
labrando y tejiendo esperanzas.
 
*
Este poema no tiene reglas, en él he pretendido resaltar el trabajo y la importancia del campo, es nuestro sustento primario, sin él la vida no tendría esa motivación de la que hablamos, hay que seguir en ella, intentando crecer y no ahogarnos en la nada.

©Campirela

(Poema perteneciente a la propuesta
de Variétés: “Motivación”)


Mi motivación...


(Autora: ©Cecy)

(Kris Lewis)

 
Es el aroma del café con leche que retiene mi memoria, y lo selecciona, mientras me voy despertando; y mis pies saben llevarme, primero al agua, que me refresca la vida, y luego me viste de salida.
 
Son mis pasos, ellos juegan con las baldosas. Me llevan a tu encuentro, recorro el día entre las diversas sensaciones: ese viento que me revoletea de imprevisto, y se ríe, mientras, me enredo con las hojas de los árboles que miran desde lo alto.
 
Esperando que caiga la noche, me voy acercando tras la tarde distendida, con la música de tus palabras en mis oídos, y te imagino. Navego entre las páginas que se van despeinando con cada suspiro, y te invoca querido mío.
 
Y, cuando la redondez de tu amor entra por el plateado de mi ventana, desnuda de pesares, me entrego a la vida, con los aromas que me despiertan para siempre dormirme entre tus sueños conmigo…
 
 
(Texto perteneciente a la propuesta de Variétés: “Motivación”)


La mirada del crisantemo



(Kris Lewis)

 
Donde el eucalipto centenario rompe su silencio desde un abismo y un arrebato de crisantemos, el tiempo pierde su rosa en el vergel veloz y decrépito.
 
La luz del crepúsculo ilumina los pétalos de las acacias, en un lugar donde no importa el arrebato.
 
En un segundo, el miedo no tendrá un mañana.
 
El colibrí en la alborada aletea con su arrogancia sobre la cresta del cerro, dejando paso a la esperanza.
 
«¡Oh, golondrina blanca de plumas pulcras! ¡Qué voraz la época amarga de tu fulgurante pico, que acaricia las ramas bajo tus alas!».
 
Emerge la voz, que desgarra el pretexto esquivo de los versos, y enmascara el rostro cabizbajo del temido reflejo.
 
¡La luna se bañará en flores y aromas de ensueño!
 
Mas no habrá desasosiego ni desvelo en la noche, quizás un epitafio mudo que galope en el tronco del almendro.
 
¡Qué infierno de luna!
 
Y que hastío, el que agoniza en la lánguida mirada de un crisantemo.
 
*


Eres indiferencia

Eres... Eres rostro que palidece,
pluma que muestra la tristeza,
sobre el callado paisaje.
 
La tonada muda detrás se esconde,
y apuñala el silencio dormido,
qué se funde en tu mirada y desaparece.
 
¡Nada! ¡Nada eres!, ¡Nada fuiste!,
solo nubes negras y grises,
qué con el viento alzaron su voz.
 
Tus huellas se borraron sobre la arena
en una tarde de tristeza y desilusión,
qué destrozó mi dolido corazón.
 
Eres, eres la indiferencia que abandono,
la lógica que despide al dolor,
qué absurdo abrió la puerta al desamor.
 
©Nuria de Espinosa

(Texto y poema pertenecientes a la propuesta
de Variétés: "Motivación”)


Nunca, nada, nadie


(Autora: ©Marifelita)


Desde bien pequeña tuve que escuchar siempre las mismas palabras:

Kris Lewis

 
Acéptalo.
 
Siendo mujer, tu sitio está en casa, no entre los libros de la biblioteca, estudiando. La ciencia déjala para los hombres, es su trabajo. Tú no has nacido para pensar, reflexionar, inventar o crear. Tu tarea es ser educada, sumisa, recatada y contenida. De ti, solo se espera que cuides de tu esposo, de tu hogar y que le des una descendencia de la que se pueda sentir orgulloso. Limítate a eso y nada más.
 
Siempre tuve un don que al mismo tiempo podría verse también como una maldición. Y es que soy consciente de mis vidas anteriores, como si mis reencarnaciones posteriores se fueran grabando en mi memoria. Tengo recuerdos nítidos como si yo misma los hubiera vivido en mis carnes, aunque en realidad se tratan de otros “yos” del pasado.
 
Pero daba igual las generaciones que pasaran y los años transcurridos, el mundo se transformaba, nos sorprendían con pequeños avances y grandes progresos, pero había una cosa se nunca cambiaba...


Admítelo.
 
Nunca llegarás a nada, por mucho que te esfuerces, ellos siempre estarán por delante. Nunca te tomarán en serio ni te aceptarán como uno más, entre iguales. A nadie le interesa tu opinión, lo que tengas que decir. ¿Qué sabrás tú de política, de economía, de negocios, del mundo? ¿Pretendes escribir poemas? ¿Con tu percepción femenina, sensiblera y limitada de lo que es la vida? Quizá a algunas señoras acomodadas y aburridas les interesen tus versos mientras los acompañan con el té y unas pastas en sus tertulias de las tardes.
 
Mi nuevo “yo” cambia de siglo y de lugar constantemente. Mi percepción del mundo siempre es la misma, y mis ansias de formar parte de él también. Quiero ser una pieza importante en el avance, dejar huella, ser alguien reconocido por sus actos, pero ahí fuera hay una guerra en la que somos minoría y es imposible vencerla.


Olvídalo.
 
No tienes ninguna posibilidad de triunfar. Este es un mundo de hombres, lo sabes de sobra. Esfuérzate todo lo quieras, demuestra tu sobrada creatividad, tu talento, tu capacidad de esfuerzo y sacrificio. Nadie lo valorará, ni siquiera lo verán. ¿Quieres ser una mujer de negocios? ¿Tú sola sin un hombre que te ayude? ¿Decirles a los hombres lo que tienen que hacer? No tienes ninguna posibilidad de éxito. El fracaso está garantizado. ¿Para qué perder tanto entusiasmo, esperanzas e ilusión en algo que no te llevará a nada? Es una causa perdida.
 
En cada etapa en la que me encuentro es un nuevo reto, nuevos tiempos, nuevas ideas, nuevas limitaciones que vencer y nuevos objetivos a cumplir. Y en cada ocasión me encuentro un nuevo muro que saltar o nuevo obstáculo que vencer. Y posiblemente sean esos mismos los que me den fuerzas en cada ocasión para seguir adelante. Continuar soñando y esforzándome porque hay algo dentro de mí, que me dice que no puedo dejar de intentarlo.

 
Asúmelo.
 
Siempre estaréis en desventaja, en un segundo plano. Además, las mujeres lleváis tanto tiempo en ese papel que algunas ni se plantean un cambio y otras incluso parecen estar cómodas en él. Muchas se rinden incluso antes de intentarlo, ¿de verdad crees que tu esfuerzo inútil servirá para algo? ¿Crees que puedes llegar a ser un referente para alguien? ¿Convertirte en un modelo a seguir, una líder? ¿Hacer algo que marque la diferencia y que otras sigan tu ejemplo?
 
Y en pleno siglo XXI, los tiempos se abren a nuevas opciones, cada vez son más mujeres las que se forman y demuestran sus capacidades. Ya no estamos solas, entre todas podemos con nuestro gran espíritu de lucha y sacrificio, demostrar de lo que somos capaces, ahora ya no hay vuelta atrás. Nadie nos puede parar. Ahora sí que los tiempos están cambiando, y hombres y mujeres también con ellos. Se empieza a recoger todo lo que se ha sembrado durante tanto tiempo. Sin duda, este es nuestro momento.
 
Echo la vista atrás y veo a todas esas mujeres valientes, atrevidas, inteligentes, entusiastas, que en sus tiempos más difíciles que los nuestros, no dudaron en intentarlo. Ahora no podemos abandonar.
 
Por todas ellas, por nosotras mismas y por las que vendrán, debemos continuar.

 
¡FELIZ DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA!
 

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Motivación”)


Motivación


(Autora: ©Zoraida)

(Kris Lewis)

 
Busco la Belleza en todo lo que me rodea,  como una obsesión que me desborda.
 
La busco en los primeros acordes del amor, en el embriagador perfume que flota en el aire, en el canto alegre de los pájaros o en las joyas que me adornan.
Busco la Belleza como si ella pudiera protegerme del paso del tiempo y el abandono de los amantes.
 
Y cuanto más la busco más me atrapa en una locura malsana que se vuelve contra mí, haciendo que me asome a lo más sórdido y abyecto de mí misma, a eso que late en mí desde un instinto oscuro, hundiéndome en mi propia tristeza... hasta que de nuevo me envuelve, por sorpresa, una hermosura cálida y tierna, la que permanece a resguardo de todo, la de mi esencia más pura.
 
 
(Texto perteneciente a la propuesta de Variétés: “Motivación”)


DulcesFlechas

 

(Autora: ©Auroratris)

(Kris Lewis)

 
En todo inicio acompaña una motivación, hacerlo bien para conseguir el reconocimiento de los demás. Con el paso del tiempo una logra entender que eso es una falacia porque nunca llueve a gusto de todos, intentar agradar a todo el mundo es una tarea ardua e infértil, siendo una misma la más perjudicada.
 
Me llamo Montse, y soy de un pueblo tan pequeño y aislado que hasta su nombre es difícil de pronunciar. Mi futuro estaba predestinado desde el mismo día que nací. Ser niña después de tres hijos varones me otorgó un título que nada tenía que ver con los sueños que iban creciendo dentro de mí.
 
Se me crio entre tareas del hogar, faenas del campo. Se me dio una educación entre sumisa y servicial. Hasta se pensó en quién sería mi futuro marido. Yo, que soñaba con ver mundo y experimentar aventuras. Durante un tiempo ejercí haciendo lo que de mí se esperaba. Aun así, todo eran reproches y regañinas, porque, según ellos, no ponía interés ni cuidado en mis quehaceres domésticos. «Todo cuanto te decimos es por tu bien, hacer de ti una gran mujer». Esa frase lapidaria era como una dulce flecha que me hundía en la más triste desmotivación.
 
La diferencia de edad entre mi hermano mayor y yo nos separaba tanto como nos unía la pasión por los libros. Se nos daban bien los estudios. Solo que él sí tendría la oportunidad de demostrarlo yendo a la Universidad, mientras que yo seguiría soñando con aires de libertad.
 
Mi adolescencia la recuerdo algo tumultuosa porque salió a batallar la rebelde que llevo dentro. Eso ocasionó algún que otro momento desagradable para todos. Al llegar a la edad adulta comprendí que hiciera lo que hiciera siempre habría malas críticas.
 
Tomé una decisión si no drástica, sí definitiva para mí. Salir del nido, abandonar la zona de confort y presentarme al mundo con todos mis defectos y virtudes. Hacer lo que se me da bien simplemente para conseguir mi propia satisfacción personal.
 
No fue un camino de rosas compaginar estudios y trabajo, pero tenía una meta y no hay nada como la motivación para mover montañas. Para eso tuve que abandonar la casa familiar, el yugo patriarcal y demostrar, siempre demostrar la valía que se tiene, aunque no hagamos lo mismo que los demás esperan de una.
 
No es que yo quisiera un título honorífico, es solo que mi pasión me llevó a disfrutar de lo que hoy soy.
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Motivación”)


Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin