(Autor: ©Chema)
Analía estaba cansada de estudiar. Las oposiciones a Correos
le abrirían las puertas a un futuro laboral seguro, pero le costaba mucho
memorizar los temas.
Así que decidió descansar un rato. Se tumbó en su sillón
favorito, se sirvió una copa de vino rosado y se quitó los calcetines, como si
estuviera en yoga.
Empezó a pensar si sería posible alguna técnica de estudio
eficaz, más allá de las vaguedades que suelen explicar en los cursos sobre
técnicas de estudio. Entonces se acordó de algo que había leído poco tiempo
antes, en un libro de historia de la psicología.
En 1956, el psicólogo George Miller aseguraba que el número
máximo de datos que se podían retener en la memoria a corto plazo era siete.
Tal vez podría subdividir cada tema en siete bloques, y a su vez cada uno de
éstos en siete fragmentos... y con estas ramificaciones de siete en siete, le
resultaría más fácil retener un tema completo en su memoria.
Ese método también le recordaba un poco a algo que les
explicó en una ocasión la profesora de geografía de su instituto...
Se puede estudiar por el “método horizontal”, que es ir
avanzando linealmente en un tema, como quien lee una novela pero haciendo el
esfuerzo de retener lo que se lee.
O bien se puede estudiar por el “método vertical”: dividir un
tema en apartados o epígrafes, y después ir ‘desplegando’ cada una de las
partes en que lo has subdividido.
Analía pensó que se podía combinar lo que le explicó su
profesora aquel día con la teoría de Miller. Quizá fuera descabellado y no
funcionara en la práctica, pero haberse enfrentado al problema ya le hacía
sentirse más optimista.
Mientras reflexionaba sobre el funcionamiento de la mente, se
tocó los dedos de los pies y notó que sus uñas ya sobresalían un poco. Le
vendría bien cortarlas, y además le relajaría. Estiró la mano para alcanzar su
cortaúñas, que guardaba en un cajón.
“Cortarse las uñas de los pies sin hacerse un estropicio,
sólo requiere pericia manual. Es bastante más sencillo que estudiar temas de
oposición”, se dijo a sí misma con una media sonrisa, mientras estaba inmersa
en su labor de pedicura.
Cuando retomó el estudio, aplicando sus nuevos métodos, notó
que asimilaba los temas de manera natural y fluida. Quizá no era algo tan
utópico y descabellado después de todo. Y es que a veces es necesario pararse
un poco para descansar, y para buscar soluciones desde una perspectiva
diferente.
©Chema
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Descabellado”)
Un buen sistema y sin ser descabellado el deporte o técnicas de relajación siempre suele funcionar y si se tiene perseverancia viene de perlas para la concentración y buena salud mental y fisica. Besotes!
ResponderEliminarUna mente descansada retiene mucho mas que una atormentada.
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