(Autora: ©Zoraida)
Miro hacia el cielo, abiertas de par en par las
ventanas, imagino siluetas en las nubes
como cuando en los veranos de la infancia me tumbaba en el prado imaginando
mundos diferentes.
Se acerca la tormenta, el viento ruge y mi mente me juega
malas pasadas. La veo a ella entre la borrasca, en medio de las nubes oscuras
preñadas de lluvia, entre relámpagos y ráfagas eléctricas que las atraviesan.
¿Dónde estás? ¿Me recuerdas alguna vez?
En la soledad de mi estudio continúo mi trabajo. Cada vez me
exige menos pues todo mi universo está a golpe de un click, todo lo que pienso
o sueño lo obtengo de inmediato sin apenas esfuerzo. Las máquinas, cada vez
más, ocupan mayor espacio y tiempo, pero no reniego de ellas, ojalá fuéramos
así los humanos, un seleccionar y mezclar datos para repetirlos hasta el
infinito sin sentir ni padecer, porque yo a veces quisiera poder arrancarme el
corazón. Este programa de IA que utilizo plasma en la pantalla la imagen que no
se borra de mi mente y que me quema el alma, pero nunca llegará a saber cómo el
abismo se abre ante ti cuando el amor se va de tu vida para siempre. Eso no lo
sabrá nunca.
Tu rostro en las nubes anunciando tormenta y en la pantalla
de mi ordenador. Tu rostro y tú, en todo.
(Texto perteneciente a la propuesta de Variétés: “IA”)
No lo sentirá nunca, pero saberlo a, a fuer de leer y leer que no se cansa nunca... a saber
ResponderEliminarPero como para plasmarlo , hay que sentirlo..
Abrazooo
Hay cosas que por muy perfectas que se hagan jamás ocuparan ese sentimiento y emoción, puede darnos calidez, satisfacción, pero el alma eso es complicado de crear. Un beso.
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