(Autora: ©Lady_P)
Finalmente todo había terminado. Habían pasado siete meses
durante los cuales la enfermedad lo había consumido hasta difuminar su aspecto.
Para entonces ya no había otra solución y todos esperábamos que llegara la
parca para acabar su trabajo. Después la vida se tiñó de un gris plomizo, y una
luz procedente de los reflejos de una llovizna constante que duró mucho, lo
envolvió todo.
Al regresar, la casa parecía empañada, envuelta en un halo de
tristeza, permeada por un dolor insondable que poco a poco fue dando paso a una
rutina tediosa y monótona de la que no era capaz de salir: vacía de aromas sus paredes
destilaban sabores insípidos y colores neutros. La realidad se vistió monocroma
y oscura. Como un gusano me encerré en el capullo pensando que podría quedarme
allí para siempre.
Así pasaron muchos soles y lunas. Días, semanas, meses y
años. Una vida enajenada, paralela, a la espera de que un salvavidas flotara
cerca para asirme. Pero el mar estaba demasiado agitado y enfurecido. Hubo
tormentas que provocaron enormes mareas y el mar bravo me mantenía casi
engullida a merced de los vientos y las corrientes. Así estuve hasta que
Neptuno y Poseidón se apiadaron y decidieron dejarme sobre una orilla seca y
cálida donde respiré hondo y sobreviví.
Cuando desperté, cansada de luchar contracorriente, algo
dentro me hizo sentir ligeramente aliviada y por primera vez consideré la
opción de permanecer con vida entre los vivos y remontar la condición de muerta
viviente. Así lo hice. Entonces sentí
que el sol me calentaba, que la lluvia me mojaba y que los días se sucedían
entre amaneceres y atardeceres de ensueño: espectáculos de luz y de color
dignos de ser contemplados. Y del capullo nació una hermosa mariposa.
Desde entonces y tras semejante catarsis, el mundo me parece
menos cruel y más amable: es el milagro de la resiliencia
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Motivación”)
Tu texto es de principio a fin un modelo a seguir para poder vivir una resurrección que te haga integrarte y formar parte de este nuevo mundo que aparece ante ti..
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tanto en la caída, como en el resurgimiento, es un ejemplo a seguir.
Precioso, es como haber leído unan plegaria de los indios, a mí me lo ha parecido, y asi lo he sentido. Te felicito, me echo llegar tus letras. Besos.
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