(Autora:
©Tracy)
Miro la
imagen y me emociona,
toda ella.
El tatuaje
del pecho
del que
vuelan pétalos
como
palomas,
hacia la
frente, el cabello
otros vuelan
como pensamientos
saliendo
fuera.
Ojos de
Julio Romero de Torres
tristes,
brillantes,
acuosos de
lágrimas contenidas
enmarcados
por unas cejas
peinadas y
finas,
impecables a
la moda,
de los
tiempos de mi madre,
religiosamente
seguida.
Dedos largos
y elegantes de una
belleza
supina
son apoyo
del mentón, mientras el
Índice más
osado, toca el labio
carnal y
lujurioso.
¿Recuerda...,
piensa..., desea...?
¿Por qué no
llega mi amor?
Estoy
cansada.
Los
ojos humedecidos,
de honda
pena
negra como
el traje que lleva,
zaina como
su negra melena.
Pena de amor
que con sólo
una palabra
cambiaría
llanto por risas
dulces y
hermosas.
(Poema
perteneciente a la propuesta
de Variétés:
“Motivación”)
Como acabo de comentar en tu blog, este poema me encantó. Me gusta mucho como escribes.
ResponderEliminarUn beso!
El amor lo calma todo, y aquí queda reflejado. Un poema muy bonito Tracy. Besos.
ResponderEliminarPor favor, qué belleza!! Me ha recordado a un poema lorquiano con ese duende y esa fuerza. Me ha encantado, Tracy.
ResponderEliminarMil besitos para ti ♥
Tu poema refleja un fiel retrato de la mujer, a mí también me recordó a otra época, y enamora esa mano, esos dedos largos, esa mirada que dice tanto y a la vez está pensando. A cada rasgo le has dotado de una delicada belleza.
ResponderEliminarBesos.!