(Autora: ©ElisabetSusana Desimone)
Sarah Joncas
Me sumergí
en el estanque ávida de frescor.
El cuerpo y
la mente me ardían después de tanta pasión.
Supe que
eras el indicado, el que encendía mi corazón.
Me tomaste
de la mano y me llevaste hasta el ocaso,
Luego, todo
fue magia, incalculable emoción.
Recorriste
mis senderos cargado de ardor, frenesí, candor.
Me
cautivaste y fui tuya, me volví misterio, sueño, quimera.
Amanecimos
juntos, los cuerpos entrelazados,
Nos volvimos
uno, no hubo resistencia ni temor.
Y así
seguimos, largo tiempo los dos,
hasta que el
reloj sonó y despertó nuestro amor.
Nos dejamos
aquella mañana.
Nunca
volviste a buscarme, tus besos perdieron sabor.
No olvidaré
tus ojos, tus manos, tu boca,
el fulgor
quedará en mi alma
que espera
otra ocasión.
(Poema
perteneciente a la propuesta
de Variétés:
“Mosaico”)
Nunca se sabe cuando nos llega ese amor, pasion o deseo que nos obnubila, aunque sea efímero, ha existido.
ResponderEliminarUn saludo.
Bellísima poesía descriptiva. El amor a veces viene y va. Un abrazo
ResponderEliminar