(Autora: Ginebra Blonde)

Día 1: Chocolate¿?

—No, no; no puedo… bueno, no quiero.

—Vamos, por el amor de Dios, si solo es un trocito; te vendrá bien…

—¿Bien para qué?  

—¿Quieres que te enumere sus propiedades?

—Sé sus propiedades, Manuel, pero si empiezo, ya no podré parar.

—Me gusta la idea… Venga, dale un mordisquito, hazlo por mí…

—Eres malvado. ¡No me tientes!

—Mi preciosa Elena, las tentaciones están para caer en ellas…

—Vale, vale… ¡está bien! Dame una onza, ¡pero pequeñita!

—Una onza es una onza, y esa boquita que me tiene loco, va a saborearla como nunca lo ha hecho…

—Esto tiene doble intención, ¿no es así, Manuel?

—Por supuesto que la tiene; y ambos vamos a caer intencionadamente…

Día 2: Llamada.

—Me encantaría estar viéndote en este momento… Dime, ¿qué llevas puesto?

—No creo que te guste saberlo…

—Dime… vamos…

—El pijama de unicornios que me regalaste.

—¡¿A estas horas?! Pero vamos a ver, hija mía. Te tengo dicho que te arregles, que te vistas, ¡ponte guapa, leches! No hay que perder la rutina.

—Ay, mamá… Te adoro, no sabes cuánto necesitaba escuchar tus reprimendas y ver que… estás bien…

Día 3: Canción.

—Me encanta verla entre tus manos… Sí… sigue preciosa, vamos, muévete con ella…

—Te libras porque no puedo escuchar a Madonna sin ponerme a bailar, pero hoy te tocaba a ti la escoba, listo, que eres muy listo.

Día 4: Mirada.

“—Me gusta perderme en tu mirada…

—Y a mí encontrarte en ella…

—¿Y qué ves cuando me encuentras?

—No veo, solo siento…

—¿Y qué sientes?

—(Te) siento…”

—¿Qué ves?

—Una peli de esas…

—¿De esas?

—¿Nos miramos?

—Hasta que podamos tocarnos…

Día 5: Recuerdo.

“Ocurrió de pronto, como tantos otros momentos en los que la mente huye, a veces inconscientemente, a través de esos instantes que nos alejan de la realidad. Y entonces asomó una sonrisa entre mis labios, casi tímida, pero fue envolviéndome en ese torbellino de emociones que me hicieron olvidar, por un breve instante, la tormenta que asolaba al mundo de fuera… Y ahí estaban esas pequeñas manitas que me pedían un abrazo; esas que se cerraban y se abrían apuntando al cielo mientras con su vocecita me decía: —Basos, mami, basos…”

Día 6: Libro.           

Me estarán echando de menos… Supongo que no tanto como yo a ellos, aunque, en realidad, ambos nos necesitamos y conectamos para ese viaje maravilloso en el que fundirse y viajar sin moverse del sitio. Espero que no se pongan celosos, pues ya estoy haciendo sitio entre ellos en mi biblioteca, para el que está a punto de nacer; no, no lo creo, sé que solo será el principio de una bonita relación…

Día 7: Pintar o escribir.

A ratos fue difícil, muy difícil, pero es que las letras dibujan alas aun cuando el cielo se tiña de lágrimas. Son ellas un salvavidas en la tormenta; esa tierra en la que sembrar esperanza; ese hilo que nos conecta en la distancia…

©Ginebra Blonde

Relato perteneciente a la propuesta: "Incertidumbres"