ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

domingo, 7 de agosto de 2022

 

UN RETO: UNA IMAGEN
 
(Autora: ©Marifelita)
 
Escuché una canción en un anuncio de televisión y estuve días sin poder quitármela de la cabeza. Me decidí a buscarla y descubrí para mi sorpresa, que pertenecía a un grupo de rock alternativo bastante conocido y del que había oído hablar, pero que nunca me había parado a escuchar su música.
 
Esa única canción despertó tanto mi curiosidad que encontré sus grandes éxitos y estuve escuchándolos durante semanas. Me acompañaban en el metro durante el trayecto al trabajo, de vuelta a casa y durante mis sesiones de footing. La voz rota de la cantante tenía una gran personalidad, cambiando con cierta facilidad su registro de una voz ronca y potente en una estrofa a otra suave y dulce en la siguiente. Me sorprendió este hallazgo tan tardío, porque el grupo llevaba al menos veinte años de carrera, pero yo lo estaba disfrutando por primera vez ahora, como si fuera una quinceañera.
 
Con ganas de descubrir nuevos temas, aunque lo fueran solo para mí, encontré infinidad de material sobre la banda: donde se conocieron, cuando se creó el grupo, colaboraciones con otros artistas y muchas más curiosidades.
 
Lo que me dejó helada fue el titular de un artículo antiguo en el que aseguraba que la cantante se había suicidado hacía ya unos años. No solo me había enterado de la existencia de la banda demasiado tarde, sino que no tenía ni idea de que su cantante había muerto hacía nada menos que cinco años atrás.
 
Me había planteado en algún momento comprar entradas la próxima vez que anunciaran un concierto en la ciudad, pero ya podía descartarlo. El grupo sin su voz ya no sería lo mismo. Me llevé tal disgusto que apagué el ordenador y fui incapaz de escuchar su música ni leer nada más sobre la banda por un tiempo.
 
Estuve dándole vueltas en mi cabeza durante días, semejante noticia me impacto más de lo que me habría imaginado. Era una total desconocida para mí hasta hacía solo unas semanas, pero su voz era hipnótica, los sentimientos que proyectaba y las letras de sus canciones me conmovían. Me habían calado hondo.
 
Fue una persona con una vida difícil, tanto en su juventud como ya de adulta, imagino que su propia sensibilidad tuvo la culpa de que un día decidiera que ya había tenido suficiente y pusiera fin a su sufrimiento de una vez por todas. Lo que me impactó más fue saber que era madre de varios niños y cuando las giras y conciertos se lo permitían, era capaz de llevar una vida familiar y compartir su tiempo libre con ellos.
 
No puedo imaginar el grado de desesperación, depresión o desengaño por la vida que puede llegar a acumular una persona para que, teniendo hijos a su cargo, dedicando la vida a una pasión como la música y teniendo todas las necesidades más básicas cubiertas, decida un día dejarlo todo atrás.
 
No era un caso aislado, hemos perdido la cuenta de la de cantidad de artistas, de todo tipo de disciplinas con un final parecido. ¿Será por la intensidad extrema con la que viven sus vidas? ¿O será su sensibilidad sin límites? Esa misma con la que absorben lo mejor y lo peor de la vida, y lo convierten en dulces y potentes obras, para que veamos el mundo a través de sus ojos. Escuchamos sus melodías que componen la banda sonora de nuestras vidas, sus canciones nos hacen sentir que el mundo es mejor y más soportable, incluso a veces que merece la pena.
 
La música tiene ese poder especial, es capaz de evadirnos de nuestro mundo, hacer aflorar sentimientos y sensaciones escondidas muy dentro de cada uno y transportarnos a otras realidades. Hacer que nuestra mente viaje y nuestra imaginación se dispare. Hacerte sentir ligero como una pluma, flotando y al mismo tiempo provocarte la tristeza más profunda y hacer emanar de tu interior una cascada de lágrimas sin explicación aparente.
 
En cambio, ¿qué hay de ellos? ¿Nadie es capaz de llenar sus vacíos, suplir sus carencias, lidiar con su soledad? ¿Nadie es capaz de ofrecerles nada que haga que sus vidas sean más soportables, como hacen todos estos artistas con las de los demás?
 
Ese pensamiento me inquieta, me disgusta y me molesta, ya que me parece de lo más injusto, por mucho que piense en ello, no hallo consuelo. Quizá si escucho alguna de sus canciones de nuevo, y presto atención a sus innumerables letras consiga encontrar cierto alivio para afrontar esta profunda frustración.
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta trimestral de “Variétés”)

3 comentarios:

  1. Muy buen relato, con ese interés naciente hacia quien al final, es imposible repescar. Qué vidas más tristes a veces.

    Un abrazo a ambas

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    1. Los artistas son capaces de llenar con su arte enormes vacíos, y con su falta dejarnos otros aún más grandes. Besos!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

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