ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

lunes, 30 de noviembre de 2020

La Mejor Medicina... Tu Amistad


(Autora: ©Campirela

—Mamá esta mañana no me encuentro bien de la tripa, creo que no debería ir al colegio.
—A ver Noa, todas las mañanas me dices lo mismo, eso es la leche que te cuesta hacer la digestión verás cómo se te pasa en menos que canta un gallo.
—No mamá, de verdad no me siento bien creo que tengo un poco de fiebre.
—Pues vamos a poner el termómetro y él nos lo dirá.
 
Pasados cinco minutos, el termómetro marcaba 37º
 
—Vamos, no ves, mi preciosa niña estás como una flor.
 
Este diálogo era el que desde hace meses venía dándose mañana sí y otro también entre madre e hija.
 
Celia, la mamá sentía un terrible dolor dentro de ella, sabía que su hija estaba pasando por algún episodio negativo en el colegio pero nunca le decía nada. Cuando le preguntaba por sus compañeras ella callaba, se metía en su cuarto y se cerraba en banda.
 
Una mañana sin decirla nada fue a la salida del colegio se escondió entre unos arbustos y esperó su salida, quería ver con sus ojos qué ocurría si es que había algo, pero el presentimiento le dio resultados.
 
Vio a su hija aislada de las demás compañeras, y alguna que otra burla, ella con su cabeza mirando al suelo se dirigía hacia el autobús  y allí en las rejas del colegio quedaban un buen número de chiquillas riéndose y burlándose de su pequeña.
 
Su llanto la venció, y recostada en el árbol sufrió como si siete puñales le atravesaran el corazón, quiso salir y decirles cuatro cosas a esas malvadas mentes, pero obró por quedarse quieta, pues no hubo agresión física sino verbal, aunque puede ser tan dura pero quería verlo y ya vería como actuaría al respecto.
 
Al llegar a casa ese día, no le preguntó a su hija por nada del colegio, subió a su cuarto y la invitó a merendar fuera de casa.
 
—Noa ¿te apetece que vayamos a merendar al quiosco del parque?
—¿Y eso mamá?, ¿es que ha sucedido algo?
—No, solo quería hacer algo divertido, hace tiempo que no salimos tú y yo juntas  y hoy es el día perfecto.
 
Cuánto hacia que no pasaban una tarde juntas las dos sin que nadie  les interrumpiera. Celia quería que su hija se abriera a ella pero sin que notara presión por su parte, hablaron de los estudios, de que la profesora de Inglés era una estirada, que el profe de matemáticas era muy joven y divertido, pero de sus compañeras ni pío. El silencio era absoluto.
 
La tarde transcurría en buena armonía  cuando de repente en la mesa de al lado, estaba sentada una joven un poco mayor que Noa con un bocadillo y un refresco en la mesa y en segundos antes de comenzar a darle el primer bocado se desplomó.
 
Rápidamente Celia se levantó junto a su hija  la cogieron del suelo, la joven enseguida volvió en sí, pero el susto fue morrocotudo.
 
Decidieron sentarse las tres y seguir disfrutando de la merienda.
 
Amelia, era su nombre, les contó que estaba exhausta pues llevaba días haciendo un trabajo para fin de curso y la tenía muy estresada pero que ella sus nervios no la dejaban comer hasta finalizar el trabajo, por eso el pequeño desmayo que tuvo, pues no había comido en todo el día.
 
La charla fue estupenda habían conectado las dos jóvenes a las mil maravillas, y lo mejor de todo es que ambas iban al mismo colegio, eso sí, Amelia dos clases más adelantada, pero ello como le dijo no será impedimento para que en el recreo pudieran estar juntas y hablar de sus proyectos... sí amigos, Amelia en ese corto periodo de tiempo de merienda la convenció para que trabajara con ella en el periódico del colegio, necesitaban a un dibujante, y Noa era una gran experta su sensibilidad era especial con el dibujo a lápiz.
 
Desde esa tarde no volvió a oír a su hija decir que le dolía el estómago, iba contenta y feliz, cambió por completo su actitud con su madre, le contaba los avances que hacía en clase, hasta aquellas compañeras que se burlaban de ella, ahora la trataban con más respeto. Pues sabían que ahora era un personaje en el colegio, porque colaboraba de diseñadora del periódico y eso daba caché...
 
Pero el verdadero milagro fue Amelia, esa joven aventurera  fue su ángel protector, ella con su amistad le dio esa confianza que necesitaba y no sabía cómo atraerla.
 
A veces tener con nosotros a esa persona que nos complementa en cualquier etapa de nuestra vida es tan importante que hace que nuestro mundo cambie de las sombras a la luz.
 
*El dolor todos los sentimos en cualquier momento de nuestra vidas, pero cuando se es joven y sientes un dolor físico y emocional es muy duro... por eso cuando encontramos a personas que nos dan su afecto, hay que cuidarlas como oro en paño, el dolor con la amistad se olvida un poco más*
 

Relato perteneciente a la propuesta: "Dolor(Es)"


10 comentarios:

  1. Precioso cuento; no hay nada como esa mano amiga. ¡Felicidades!

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  2. Lo leí en su blog, y es bonito pensar en un ángel, pero el bullying es un tema que habrá que erradicar.

    Un abrazo a ambas

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    1. Gracias por tu mirada y tu sentir, querida amiga.
      Otro abrazo grande para ti 💙

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  3. Muy lindo y mágico con un mensaje y un sentir brillante.
    Ya lo leí en tu blog te comente y aquí también te dejo cariño amiga.

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  4. Simplemente volver a felicitarte por este relato porque dejas patente ese dolor infantil, esa tortura cruel.

    Mil besitos con cariño, mi niña y muy feliz diciembre ♥

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  5. Me encantó tu relato, Campirela, un abrazo!!

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  6. Gracias a todos por vuestras muestras de cariño y acompañamiento en estos proyectos que nos dan un poquito más de alegría a nuestras vidas. Gracias de corazón .

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  7. Felicidades por este relato maravilloso,
    mi linda Campi,cuantas veces me he sentido
    asi y me he encerrado en mi misma, sin
    poder salir, es que no tenia una Campi conmigo,
    eres genial mi amiga.

    Besitos dulces

    Siby

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  8. Una maravilla de relato.
    Demasiado común por desgracia ese dolor.

    Besos.

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Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin